Psilocibina y Rob Burbea
Hay un despliegue constante de experiencia, donde lo que se despliega está íntimamente ligado con cómo observo. Puedo ver cómo mis creencias dan lugar a una experiencia u otra. No hay una percepción (neutral) de una experiencia. La percepción misma es la que está fabricando la experiencia. Ya no existe la posibilidad de “simplemente observar”. “Simplemente observar” es una forma concreta de relacionarse con la experiencia, y condiciona cómo esa experiencia se despliega. Si miro así, se manifiesta el mundo asá. La manera de mirar crea nuestro mundo, y no hay escapatoria de esto. Siempre que miramos hay una “manera de mirar”.
El universo sostenido por un andamiaje de creencias. Algunas creencias son vigas gordas, obvias. Muchas son tan sutiles que apenas se perciben, finos hilos que se extienden por todo el espacio.
Las creencias como el material del que está hechos los límites de nuestro mundo, los bordes de las cosas. Las paredes de nuestra existencia. Y detrás de esas paredes, una libertad absoluta, innombrable. De ser cualquier cosa.
La sensación de que la libertad está no tanto en derribar esas paredes como en reconocer que no son sólidas. Que aunque parecen muy reales, las podemos atravesar. Que podemos actuar de una forma completamente nueva.
La percepción como creadora de mundos. Las creencias como ingrediente oculto de la percepción.